En este momento estás viendo La Polivalencia del Podenco Andaluz

La Polivalencia del Podenco Andaluz

El podenco andaluz es una raza de perro sumamente dúctil. Nuestros podencos se adaptan a la caza que practique su dueño si lo acostumbramos desde cachorro. Y si le proporcionamos suficientes experiencias, seguro que acaba desempeñando la labor para la cual queremos usarlo de manera sobresaliente. Desde la caza del conejo en terrenos cerrados, hasta el cobro en puesto fijo o la caza de perdiz y codorniz y por supuesto también la caza mayor. Esto viene reflejado en su estándar oficial y es una realidad comprobada con multitud de ejemplares.

Lo que resulta más complicado es que el mismo ejemplar sea eficaz en más de una modalidad, sin detrimento de las otras. Es decir, formar lo que se ha dado en llamar un perro polivalente, que yo entiendo no como que la raza es adaptable a cualquier modalidad, que lo es, sino que un mismo ejemplar practique distintas modalidades de manera eficiente. Por tanto, partamos de la base de que entendemos por perro de caza polivalente el que es capaz de cazar un día los conejos en zarzales y al otro la perdiz y la liebre en terreno en llano o cobrar en puesto fijo. No que, desde cachorro, un perro lo dediquemos exclusivamente a cazar conejos y otro, exclusivamente a cobrar zorzales.

Evidentemente, si queremos tener un perro de caza realmente polivalente, el dueño tiene que poner mucho de su parte. Pero no solo con los podencos andaluces, sino con cualquier raza que tenga ese adjetivo en su estándar, como pueda ser el Braco Alemán o el Drathaar o el teckel. Para estos perros existen pruebas específicas en cada labor de las que dice su estándar que desempeña. Y una vez completadas todas, el perro obtiene el correspondiente certificado que lo acredita como ejemplar completo en su raza. Para empezar, en los podencos andaluces, las únicas pruebas que existen, salvo algunas excepciones como las que organiza el Club de cazadores con Podenco Andaluz y Maneto de Madrid, sobre codornices, son sobre conejo y además podríamos decir que, cada vez más, sobre conejo en terreno cerrado exclusivamente. Por tanto, las pruebas oficiales se apartan de lo que dice el estándar registrado del Podenco Andaluz.

Independientemente de las pruebas oficiales, la experiencia me dice que podemos hacer que un podenco andaluz representativo de la raza, con buen carácter y afición y sobre todo con buena cabeza, sea un perro polivalente en el sentido que hemos apuntado anteriormente. Para lo cual, lo primero que necesitamos es tiempo para dedicárselo a nuestro perro y mucho contacto con él.

A partir de esas premisas, en mi opinión, la primera pieza con la que debe tomar contacto el cachorro es el conejo, empezando por terrenos sencillos y en cuanto corre alguno y lo ve, llevarlo a terrenos más duros, donde aprenda a matear bien y buscar de nariz. Los terrenos abiertos, en esta etapa, deben ser sólo para los comienzos. Si antes de cumplir el año y una vez que el perro ya está campeado correctamente a los conejos y le hemos matado alguno con la escopeta o ha escuchado sin problemas alguna detonación (ver el blog de miedo a los tiros), podemos llevarlo a una zona intensiva de codornices, donde soltaremos alguna que este fuerte y tenga buen vuelo, en terreno llano pero espeso (pasto, alfalfa…) y dándole tiempo a las codornices soltadas a moverse por la zona, para que dejen rastros. Soltarlas con un par de horas de antelación es suficiente. Luego las buscaremos despacio, dejando tiempo al perro a que las encuentre por si mismo y no tirando sobre la que se levante sola. Lo ideal es que la codorniz se arranque delante de nuestro podenco. Procuraremos asegurar bien el tiro y que el perro vea caer la codorniz al tiro de la escopeta. Este ejercicio es bueno para cualquier pieza. Enseña al podenco que la escopeta es la que mata y que cerca de ella puede morder más caza.

Es conveniente poner un distintivo al animal que el entienda (lo asimilan perfectamente) de que va la cosa y ser sistemático en esta práctica. Por ejemplo, si vamos a cazar conejos, sin collar. Y si vamos a cazar pluma, con collar. Hay quien sistemáticamente pone collar con cencerrillo para caza de conejos, en cuyo caso, al revés, si vamos a cazar pluma en terreno abierto, sin collar.

Cuando lo saquemos a pluma o liebre, en terrenos abiertos, al principio iremos cazando en zigzag, acostumbrando al perro a nuestros cambios de sentido, salvo cuando veamos claramente que el perro coge un rastro, en cuyo caso se trata de seguirlo, chisteándole si se adelanta. El ejercicio del chisteo lo podemos practicar algún día que lo llevemos de codornices, usando una cuerda larga, parándolo al chistear. Observaremos que, con suficientes experiencias, el perro zigzaguea o lacea sólo, por delante nuestro.

Simultaneando la caza del conejo en terreno más o menos cerrado y la caza de pluma y liebre en terreno abierto, podemos conseguir un ejemplar que en principio haga bien a estos dos terrenos y piezas y además, controlable en terreno abierto, que es lo difícil. Hay muchos podencos que cazan bien en terrenos cerrados. Muy pocos que, además de esto, cacen con orden y a tiro de escopeta en terreno abierto.

El peligro de iniciar el podenco, exclusivamente en terrenos abiertos, sobre todo si hay abundancia de liebres, es que empiece a cazar de vista y oído, que es lo más fácil para ellos y como listos que son, escogerán siempre lo más fácil.

Si conseguimos que, a la edad de tres años, el perro cace correctamente el conejo y si las hay, las codornices, en terrenos cerrados, como carrizales y por otro lado, que cace con orden y control en terrenos abiertos, las piezas propias de estos, como son la perdiz y liebre, ya tenemos los mimbres para disponer de un perro polivalente.

Como habrá mordido piezas de pluma, no será difícil habituarlo al cobro en puesto fijo, poniéndolo atada en principio y llevándolo con la correa a cobrar las primeras piezas abatidas, hasta que se acostumbre a ir a cobrar por su cuenta.

La afición por la caza mayor es innata en los podencos. Lo ideal para un podenco que habitualmente lo cazamos en caza menor y sólo esporádicamente a la mayor, es que el perro sienta lógico temor al jabalí y se limite a señalarlo desde lejos. Con eso debe bastarnos, entre otras cosas por la seguridad de nuestro perro.

Deja una respuesta