A la nueva Ley de Protección Animal le han salido una serie de palmeros y jaleadores, como Susana Griso, Iñaki López, Sandra Golpe, Esperanza Oña… que aprovechan que el Pisuerga pasa por Valladolid para cargar contra la Caza y los cazadores. Son lamentables las imágenes que han aparecido estos días en cadenas como La Sexta, como lamentable es el tratamiento sectario que esta gente hace del mundo de la caza.
Para empezar, nos igualan, casi, a delincuentes, mostrando las dudosas fotos de siempre, de galgos famélicos y/o ahorcados, sin demostrar procedencia o autoría. Es como si estuviera permitido cargar en los medios contra los conductores en general, hasta llegar al insulto al colectivo, mostrando imágenes de un conductor ebrio o sacando medio cuerpo por la ventanilla, como se ha visto estos días. Señores, en el caso de que un individuo — no podemos ni debemos llamarlo cazador— cometa una tropelía como las de algunas imágenes que han mostrado algunos medios, los cazadores de verdad, somos los primeros en alegrarnos de que se le detenga, se le juzgue y se le imponga pena y sanción, cuanto más alta, mejor.
Señores, los animales domésticos ya estaban protegidos por el Código Penal, con penas de hasta un año de prisión por maltrato a un animal doméstico. Esta nueva ley es un ejercicio de populismo que intenta aprovechar la sensibilidad de la sociedad con los animales, para buscarse un enemigo —los cazadores— y proponerse ellos —los impulsores de esta ley— como salvadores. Populismo de libro.
Por otro lado, estos “lumbreras” dan por hecho que ellos SI han evolucionado en sensibilidad con los animales. Los cazadores, según ellos, NO lo hemos hecho. Hace cincuenta años, no nos engañemos, ni cazadores ni no-cazadores tenían la sensibilidad que se tiene hoy día ante cualquier tipo de maltrato animal.
Por ser nosotros, los cazadores, gente que convivimos y tratamos mucho a nuestros perros, nos hierve la sangre cuando vemos escenas de un perro maltratado. Yo en concreto es que no puedo ni verlas. Me causan casi el mismo daño que ver cómo se maltrata a un anciano, un niño o cualquier persona indefensa. Sí, señores, los cazadores como miembros que somos de una sociedad a la que se está hiper sensibilizando, no sabemos bien con qué objetivo, en relación al trato de los animales, también sufrimos cuando vemos ese tipo de escenas o fotos que muestran esos medios como armas arrojadizas contra la caza. Y si no, hagan ustedes mismos la prueba de someterse a ver en vídeo una escena violenta, de cualquier película, en la que materialmente se despedace a una persona. Y luego vean otra en la que se apalea un perro u otro animal doméstico y ya me dirán cual de las dos escenas soportan peor—. Como decía, no sé exactamente como se ha llegado al extremo de soportar peor el maltrato a un animal que a una persona, OJO, siendo los dos injustificados, injustificables y odiosos. Pero por favor, cualquier sistema moral y ético tiene unas prioridades y unas escalas de gravedad. Y hoy día, queramos o no, se siguen sacrificando animales para alimentarnos.
También se nos acusa de despuntar el rabo a los perros de caza —sin embargo, se nos propone castrarlos—. En determinadas razas, esa operación se hace por el bien del perro, para que no se le ponga la punta del rabo en carne viva cuando lo mueven entre la vegetación, que llegan a sufrir hasta fiebres por ese motivo. Es cómo si se acusara a un herrador de caballos de clavarle clavos en la uña a los equinos, operación —colocarle herraduras— que, como todos sabemos, se hace para que el animal no se dañe las extremidades al trotar o cabalgar.
Por cierto, y hablando de trabajo, ¿Están ustedes seguros de que un perro de caza sale al campo “a trabajar”? Porque cuando yo saco de caza a tres de los míos —los que permite la ley— los otros dos se quedan llorando en su perrera durante un buen rato. ¿Hay personas que lloren si ven a otro ir a trabajar? NOO señores, un perro de caza sale al campo a disfrutar, tanto o más que como lo haga su dueño. Para ellos, es mucho más que gratificante que cuando los sacamos a jugar al parque. El juego de la caza, por su raza, es su pasión.
En fin, ojalá se imponga la cordura en este tema, tanto por legisladores como por algunos medios de comunicación.