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Los Pies de los Podencos Andaluces

Las manos y pies de los perros en general y de los podencos en particular son de las partes más importantes de su cuerpo y sobre todo en un perro de caza. El porqué lo vamos a ver a continuación.

En primer lugar, los perros son animales digitígrados, es decir, que al desplazarse lo hacen sobre los dedos de sus pies y manos, no sobre los talones o plantas, ni tampoco sobre las uñas, como los ungulados. Y además, hemos de tener en cuenta que cuando corren, las patas de atrás son las impulsoras y las de delante, les sirven para amortiguar la caída en el salto y también para dar un segundo impulso, aunque de menor potencia que el que dan las traseras. De ahí que los músculos de las patas traseras, a nivel de muslos, que son los que hacen de resortes impulsores, estén mucho más desarrollados que en los cuartos delanteros, cuya función es más de amortiguar la caída que de impulsar. El golpe de las extremidades al contacto con el suelo, mientras corren, lo reciben las almohadillas y su capa de grasa interna, que protege los huesos y articulaciones de las manos y pies.

Existen dos tipos de pies extremos en los perros, los llamados pies de liebre, que son alargados, poco almohadillados, con los dedos más rectos y los centrales más largos que los laterales. Y en el otro extremo los denominados pies de gato, que son más redondeados, con los dedos más arqueados y con más almohadilla. Las manos y pies de nuestros podencos andaluces deben ser de un tipo intermedio entre los pies de liebre y los de gato. Pero las manos más cercanas al pie de gato y los pies mas cercanos al pie de liebre. Esto debe ser así para facilitarles la carrera con los pies como impulsores y las manos como amortiguadores, sin llegar por ejemplo a los extremos de un lebrel, que se impulsa casi por igual con las patas que con las manos y corren con la punta de los dedos.

El quinto dedo, que es un atrofiamiento del equivalente a nuestro pulgar, sirve para poco en las manos, quizás ayudarse a agarrar alimento o alguna pieza de caza. Y no sirve para nada en las patas traseras, donde es más un estorbo que puede dañarse y sangrar al apoyar el pie en zonas de maleza. En nuestros podencos andaluces, la presencia del quinto dedo de las patas traseras, también llamado espolón, garra o garrón, es un defecto morfológico. He escuchado alguna vez que los podencos que traen espolón obedece a que vienen de tal o cual perro muy bueno que lo tenía y es buena señal. Nada más lejos de la realidad. Si tal o cual perro fue bueno en la caza, nada tuvo que ver con sus espolones, que le fueron un impedimento. Estas teorías son meras supersticiones.

Las almohadillas no deben ser escasas ni en pies ni en manos, ya que las almohadillas cumplen una labor, además del auxilio en la carrera, que es importantísima en los climas donde cazan nuestros podencos. Esta labor consiste en la refrigeración del animal. La sangre baja a las almohadillas y se enfría por su contacto con el suelo. A través de su aparato circulatorio vuelve más fría al resto del cuerpo, ya que los perros no sudan por la piel, que es como refrigeramos, por ejemplo, los humanos o los caballos.

También tienen otras funciones las almohadillas, en concreto, la almohadilla carpiana (la que está mirando hacia atrás, en el carpo de la extremidad) funciona como freno en terrenos resbaladizos. Por otro lado, la capa de grasa que forma la almohadilla sirve también como aislante en los días muy fríos y húmedos. En clima frio los perros caldean menos cuando se ejercitan (el caldeo también sirve para refrigerar a través de la lengua) y por tanto deja de acelerar el aparato circulatorio para refrigerar sangre. Usa la capa de grasa como aislante, como un zapato con suela de goma.  Al revés, en caso de calor del animal o excitación nerviosa, las almohadillas si sudan. Es la única parte de su cuerpo que suda para refrigerar por humedad.

Los podencos trabajan peor los días en que el suelo está caliente, que no quiere decir solamente que haga calor en ese momento. Por ejemplo, en esas tardes en las que el sol pegó de lleno donde están trabajando los perros y aunque ya se haya puesto, la tierra permanece caliente. En esa situación refrigeran mal y se ven obligados a caldear en exceso, por lo cual sufren más desgaste físico y además les entra menos aire por la nariz.

Y por último, la misión de la almohadilla es proteger los pies en terrenos ásperos, Esta se endurece con el ejercicio, de ahí que muchos podenco poco campeados, cuando salen el primer día se aspean (erosionarse hasta sangrar las almohadillas) porque no están suficientemente endurecidas.

Por todo ello debemos cuidar y mirar de vez en cuando los pies y manos de nuestros podencos y ver que se encuentran en estado óptimo. existen hasta productos específicos para fortalecer las almohadillas. Unas uñas excesivamente largas no contribuyen a que el podenco se desplace bien. Las perreras deben tener un patio de suelo de tierra, para que escarben y se las desgasten. Por supuesto, el ejercicio y los campeos les hacen perder unas. Mirar también que no tenga articulaciones inflamadas, para lo cual existen antiinflamatorios y condroprotectores para fortalecer las articulaciones. Y por supuesto, que no tengan heridas ni espinas ni infecciones de ningún tipo ni parásitos. Una simple garrapata enganchada entre los dedos les puede inhabilitar para el ejercicio.

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