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Caza en Arroyos de Espinos y Carrizos

No sé por qué, a los cazadores aficionados a los podencos, cuando hablamos de caza en arroyos, casi siempre se nos va la mente a grandes y duros zarzales, con muchos latidos y menos disparos. Es indiscutible que ese escenario cinegético es precioso y es una prueba definitiva para los buenos podencos. Sin embargo, y estas apreciaciones ya las hemos hecho en otros artículos anteriores, es fácil deducir que donde hay zarzas es porque hay humedad, y donde hay humedad es más fácil seguir los rastros de los conejos, en cuanto a olor se refiere. Otra cosa son los tajos, poyetes o aplastaderos, que son dificultades añadidas, pero tajos y poyetes también los hay en arroyos de espinos y carrizos. El hecho diferencial de la caza en zarzas, quizás sea el problema de desencamar el conejo que se mete en lo más profundo de un aplastadero de zarzas y donde el podenco se tiene que emplear a fondo para ahondar en esa maraña de espinos y conseguir llegar con el hocico al conejo.

Por lo demás, la caza en arroyos de espinos y carrizos, también perjudica físicamente el pellejo del perro, sobre todo en ojos y orejas y también plantea casi las mismas dificultades, a excepción de la ya comentada de los aplastaderos, donde algunos podencos que he tenido, con los años han ido perdiendo dientes y hasta colmillos. por la manía de morder troncones de maleza para llegar con el hocico al pellejo del conejo.

Nunca he sido un cazador que se pirre por los escenarios exclusivamente de zarzas, principalmente porque me gusta ver las faenas de los perros y sus expresiones corporales. Estos detalles, como sabemos, se ven mucho mejor en un arroyo de espinos y otro tipo de vegetación, que en las zarzas. Incluso yo diría que, en los carrizales, por el movimiento de las puntas de los carrizos, vemos mejor las evoluciones de los perros que en los zarzales tupidos. Y siempre hemos dicho, que la caza es estética y “ver” es esencial para apreciar la belleza. Que no digo que “oír” no lo sea, pero “ver”, también.

Me confieso partidario de la caza del conejo en arroyos, pero donde yo vea los perros y disfrute de lo que me transmiten, no sólo con el latido, sino también con el rabeo, la tensión. Las paradas o muestras y todas las expresiones corporales.

Estos vídeos son de hace algún tiempo, pero hoy, repasando jornadas de antes, no he podido evitar compartirlos con ustedes, porque yo creo que una jornada como esa, gusta a cualquier podenquero. Con el añadido, en mi caso, de que por esos terrenos, alguna codorniz se suele levantar y eso, para mi gusto, ya es la guinda del pastel, cuando se produce.

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