Una de las características que podemos valorar en un podenco andaluz es la velocidad a la que trabaja, que se traduce en cuanto tarda en desalojar los conejos de su escondite o cuántos conejos suele atrapar a diente por término medio y en comparación con otros ejemplares. Hablando siempre de un perro con buena dosis de pasión y olfato. Es decir en igualdad de otras condiciones necesarias para la caza.
Y a todos nos gusta un podenco rápido. Es decir, que al poco de haber sido detectado, el conejo esté ya en carrera puesto a tiro o atrapado por el perro.
Figura 1
En esta característica es decisiva la morfología. Un podenco de acuerdo al estándar del P.A. tiene las características necesarias para ser rápido. Y este estándar nos habla de unos riñones redondeados y fuertes que lo apoyen en los quiebros y movimientos del tren trasero en distancias cortas y medias, un cuello suficientemente largo y ligeramente arqueado que le permita lanzar el hocico de manera rápida y precisa para atrapar conejos, a la vez que equilibrarse bien en carrera, una piel pegada al cuerpo, unas orejas elevadas, sin apenas inclinación lateral, un lomo musculado y recto con su inclinación adecuada, unas angulaciones de extremidades idóneas…. es decir un animal que viéndolo en actitud de atención, parezca que va a saltar vigorosamente de su estado en reposo, en milésimas de segundo.
Son podencos como los de las fotografías 1, 2 y 3.
Figuras 2 y 3.
Sin llegar al extremo de los podencos ibicenco y canario, que son perros de terrenos despejados y su objetivo principal es coger el conejo a la carrera. Digamos más parecidos a lebreles.
Por contra el típico podenco ensillado, con piel despegada, orejas casi horizontales, cuello corto y casi en línea con el lomo,… (no pongo fotos para que nadie se queje de tachar de defectuoso a su perro, pero todos hemos visto podencos así), no están capacitados para ser rápidos ni siquiera dan la impresión visual de ello. Y en jornadas donde tengan que correr muchos conejos, sufren mucho si no se adaptan. Y la adaptación consiste en ir más lento. A veces, casi andando o con un trote cochinero.
De acuerdo que hay terrenos excesivamente enmarañados donde está característica de la rapidez no es la más importante. Donde el maneto campa a sus anchas. Pero no podemos convertir la excepción en regla.
Cuando el estándar morfológico está cómo está, por algo es. El estándar morfológico es el que adecúa el perro al trabajo que tiene que realizar. Y no debemos pasarlo por alto.