Por mi experiencia en la raza, puedo asegurar que, así como para la caza del conejo en sitios duros se requieren unas líneas de podencos un tanto sobrados de pasión —como dicen en Cuevas de San marcos: no queremos perros con afición a la cacería, sino que sean “viciosos”—, para la caza de la perdiz prima más la inteligencia que la excesiva pasión. De hecho, he probado a cazar la perdiz con podencos de líneas zarceras y latidoras y siempre ha sido un fracaso. Ya que este tipo de perros, la mayoría, en cuanto tocan un rastro empiezan a cantarlo, poniendo sobre aviso a la perdiz desde larga distancia. Lo cual, evidentemente, no conviene a nuestros propósitos.
Por el contrario, he visto podencos que son bastante negados para el conejo que, sin embargo, son excelentes para la caza de la perdiz, —en este artículo hablamos de la perdiz, que no de la pluma en general, ya que la caza de la codorniz es muy similar a la del conejo, sobre todo a esas horas en que empieza a apretar el calor y las codornices se refugian en regueras y carrizales— sin que ello quiera decir que no haya ejemplares perfectamente válidos para cazar ambas piezas. Pero con algunas puntualizaciones que pasamos a detallar.
Desde cachorros, a nada que seamos un poco observadores, veremos que hay ejemplares que tienen por costumbre moverse a pocos metros de distancia del dueño y otros que nos cuesta la misma vida que cacen para la escopeta. Pues bien, buscaremos el podenco perdicero entre los primeros, es decir, entre esos cachorros que nos esperan si nos paramos y que están siempre pendientes de su cazador. Mejor que entre aquellos que se les olvida que han salido al campo con un dueño y muchas veces los tenemos que esperar nosotros a ellos y llamarlos unas pocas de veces.
También se da el caso de que el podenco que, desde chico, está pendiente de su dueño, cobra mejor, por estar más compenetrado con el dueño y tratar siempre de agradarle. Todo esto son reglas generales. No quiere decir que no haya podencos de los que siguen un conejo hasta el infinito y lo atrapan y lo cobran a la perfección desde largas distancias. Pero estamos hablando de podencos buenos para la perdiz. Y ese podenco que sigue un rastro hasta que se topa con la pieza, lo más probable, en el caso de que la pieza sea una perdiz es que acabe levantándola antes de que nosotros nos pongamos a tiro de la misma.
La caza de la perdiz con podenco es distinta de la que se efectúa con perro de muestra. Ya que la estrategia de este último es lacear intentando ventear. Por el contrario, los lances de perdiz con podenco, normalmente se producen porque el perro corta el rastro reciente del peón de la perdiz y lo sigue dando signos corporales característicos, como son un rabeo distinto del que manifiestan con el conejo y, ya cuando están cerca de la pieza, si levantan la nariz y efectúan quiebros, como pequeños laceos, intentando tomar el rastro en más reciente en el aire. Cuando observamos estos movimientos, debemos prepararnos, pues la perdiz no anda lejos.
En el video que acompaña este artículo, vemos un par de lances bien ejecutados por mi podenca Mora, ya desaparecida, que fue buena tanto en la caza del conejo como en la de la perdiz, aunque para ejecutar bien esta última necesitó algunos años en su cuerpo, que le atemperaran el brío de su juventud.